El Golpe de Estado de 1953 en Irán: La Intervención occidental y la caída de un primer ministro democrático

El Golpe de Estado de 1953 en Irán: La Intervención occidental y la caída de un primer ministro democrático

En agosto de 1953, un golpe de estado orquestrado por la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos (CIA) y el Servicio Secreto Británico derrocó al primer ministro iraní democratamente elegido, Mohammad Mosaddegh. Este evento convulsionó a Irán y tuvo consecuencias profundas tanto en la política interna del país como en las relaciones internacionales durante décadas.

Para comprender el contexto del golpe de estado de 1953, hay que remontarse a la década de 1940. Tras la Segunda Guerra Mundial, Irán se enfrentaba a una situación política inestable y económica debilitada. La industria petrolera iraní era controlada por la Anglo-Iranian Oil Company (AIOC), una empresa británica con un control casi total sobre los recursos energéticos del país.

La nacionalización de la industria petrolera iraní, impulsada por el primer ministro Mosaddegh en 1951, fue la chispa que desencadenó una serie de eventos políticos que culminaron en el golpe. Mosaddegh defendía que los beneficios del petróleo debían pertenecer al pueblo iraní y no a intereses extranjeros. Su decisión fue recibida con desaprobación por parte de las potencias occidentales, particularmente Gran Bretaña y Estados Unidos, quienes veían en la nacionalización una amenaza a sus intereses económicos y estratégicos.

La respuesta occidental a la nacionalización fue rápida y contundente. Se impusieron sanciones económicas contra Irán, paralizando su economía. Gran Bretaña presionó a la comunidad internacional para que condenara las acciones de Mosaddegh. Paralelamente, la CIA se puso en marcha para desestabilizar el gobierno iraní.

La operación de la CIA, conocida como “Operación Ajax”, fue un ejercicio magistral de manipulación política y propaganda. A través de sobornos, compra de medios de comunicación y fomento del descontento social, la CIA logró crear una atmósfera de caos e incertidumbre en Irán. El objetivo final era crear las condiciones propicias para un golpe de estado que pusiera fin al gobierno de Mosaddegh.

El 19 de agosto de 1953, las tropas leales al Shah Mohammad Reza Pahlavi derrocaron a Mosaddegh. Este fue arrestado y confinado a prisión durante tres años. El golpe de estado sentó las bases para un régimen autoritario bajo el Shah, quien se mantuvo en el poder hasta la Revolución Islámica de 1979.

Las consecuencias del Golpe de Estado de 1953 fueron profundas y de largo alcance. A nivel interno:

  • Afianzó el dominio del Shah: El golpe allanó el camino para la instauración de una monarquía autoritaria bajo el Shah Mohammad Reza Pahlavi. Este periodo se caracterizó por la represión política, la censura y la concentración de poder en manos de la élite gobernante.
  • Generó resentimiento popular: La intervención extranjera en los asuntos internos iraníes creó un profundo sentimiento de humillación y resentimiento entre la población. Muchos iraníes percibieron el golpe como una traición a la soberanía nacional y al proceso democrático.

A nivel internacional:

  • Desestabilizó la región: El golpe contribuyó a la inestabilidad política en Oriente Medio. La eliminación de un líder popular como Mosaddegh alimentó los movimientos nacionalistas antioccidentales en la región.
  • Dañó la imagen de Occidente: La intervención estadounidense y británica en Irán deterioró la imagen de las potencias occidentales, generando desconfianza y resentimiento en muchos países del mundo en desarrollo.

El Golpe de Estado de 1953 es un ejemplo paradigmático de la política exterior intervencionista durante la Guerra Fría. Esta operación secreta demostró la capacidad de las potencias occidentales para influir en el curso de los eventos internacionales, incluso a costa de socavar la democracia y la soberanía nacional.

Las consecuencias del golpe siguen siendo objeto de debate entre historiadores e intelectuales hasta hoy. Algunos argumentan que fue una decisión necesaria para contener la expansión soviética en la región durante la Guerra Fría. Otros consideran que fue un acto injustificado de intervención extranjera que contribuyó a la inestabilidad y al autoritarismo en Irán.

Sin importar las diferentes interpretaciones, el Golpe de Estado de 1953 es un recordatorio de la complejidad de las relaciones internacionales y de los riesgos inherentes a la intervención extranjera en los asuntos internos de otros países.